La colonoscopia es algo más compleja que la gastroscopia ya que el paciente ha de ir con una limpieza intestinal realizada, puesto que en condiciones normales el intestino está sucio. Esto se consigue mediante un fármaco que provoca una diarrea aguda que limpia el intestino y el tubo se introduce a través del canal anal.
Es una prueba de imagen invasiva en la que se introduce un tubo -el endoscopio- a través del ano para explorar el intestino grueso. Requiere de una limpieza intestinal previa. Es una herramienta diagnóstica y terapéutica que nos permite tanto determinar qué enfermedades hay en el colon como tratar algunas de ellas. Suele durar unos 15 o 20 minutos.
La gastroscopia es molesta y se seda al paciente para evitar esa molestia, pero la colonoscopia puede ser dolorosa. Se recomienda hacerla también con sedación porque mejora mucho la tolerancia del paciente y por tanto es más sencillo que este acceda a hacerse estas exploraciones que son muy útiles para el diagnóstico de la patología digestiva.
El dolor de la colonoscopia se debe a que el colon está habitualmente plegado. Hay que insuflar aire para distender sus paredes y esto es lo que puede provocar dolor.
El tiempo que se emplea en hacerla es mayor que en el caso de las gastroscopias. La colonoscopia puede durar a veces en torno a 30 o 40 minutos y se puede alargar más cuando hay que eliminar un pólipo.
A partir de los 50 años se realizan colonoscopias para prevenir el cáncer de colon.