Los tumores hepáticos se originan a partir de las células del hígado o de las vías biliares. Se define como tumor hepático a la lesión en el hígado o las vías biliares causada por el crecimiento no controlado de células hepáticas o biliares alteradas (tumor primario) o de células alteradas provenientes de otras localizaciones (metástasis).
Los tumores hepáticos primarios pueden clasificarse en:
- Benignos: crecen localmente, no se diseminan a distancia y generalmente no comprometen la vida del paciente, a menos que alcancen un tamaño considerable o afecten la función hepática. Entre los más frecuentes se encuentran el adenoma, la hiperplasia de hígado, los quistes y los hemangiomas.
- Malignos: crecen localmente, destruyendo las células y la estructura del hígado, se diseminan a distancia y pueden poner en peligro la vida del paciente. Los más comunes son el hepatocarcinoma y el colangiocarcinoma.
Los tumores hepáticos metastásicos son, por definición, malignos, ya que se originan en lesiones fuera del hígado. Entre los más frecuentes se encuentran el melanoma, el linfoma, el cáncer de pulmón, de mama, de tiroides o de próstata.
Cómo se produce la enfermedad:
- Los tumores hepáticos benignos primarios están asociados con la inflamación o infección de las células hepáticas por bacterias o parásitos (quistes), el crecimiento de vasos sanguíneos (hemangiomas) o el consumo crónico de anticonceptivos orales (adenoma).
- Los tumores hepáticos malignos primarios están mayormente vinculados a la presencia de cirrosis. Otras causas menos frecuentes incluyen enfermedades por depósito en el hígado (como los depósitos de cobre o hierro) o alteraciones del metabolismo.
- Los tumores metastáticos en el hígado se deben a la llegada de células cancerígenas procedentes de tumores ubicados fuera del hígado.
- Los tumores benignos o malignos de las vías biliares pueden ser congénitos o adquiridos, por ejemplo, debido a infecciones por parásitos o inflamación crónica de las vías biliares.