El Fibroscan es un método diagnóstico muy efectivo para múltiples enfermedades hepáticas crónicas. El cual resulta de gran utilidad para evaluar la infección por el virus de Hepatitis C.
También se utiliza para evidenciar otras patologías dentro de las cuales destacan las siguientes: Hepatitis crónica por el virus de la hepatitis B (VHB), coinfección con el virus de la hepatitis C y VIH, enfermedad hepática alcohólica, esteatosis hepática (hígado graso) no alcohólica, enfermedades colestásicas crónicas, cirrosis hepática y seguimiento de pacientes pre y post-trasplante hepático son algunos de los usos validados de la elastografía.
La prueba del Fibroscan permite detectar enfermedades en su etapa inicial, lo que mejora el pronóstico y la evolución de las mismas. En última instancia, diversos estudios demuestran que el Fibroscan permite evitar la biopsia hepática hasta en el 90 % de los pacientes con cirrosis.
Las biopsias pueden generar múltiples complicaciones, como sangrados o reacción anormal a la anestesia, por lo que resultan menos seguras que el Fibroscan.
La enfermedad del hígado graso afecta a muchas personas de la población mundial y se observa comúnmente en personas con diabetes y obesidad.
Las personas con enfermedad del hígado graso pueden dañar progresivamente su hígado hasta un punto que requiera un trasplante de hígado, y con el Fibroscan, puede determinar el estado de salud del hígado.
El Fibroscan permite la cuantificación de la rigidez hepática y con ello de la fibrosis, con una precisión que es equivalente al grado de fibrosis hepática histológica obtenido tras una biopsia.
El Fibroscan es muy práctico para la exploración, se trata de una técnica muy simple, no invasiva, de fácil utilización, rápida y de alta fiabilidad.