Actualmente, gracias a los avances de las técnicas de imagen, se ha desarrollado una nueva técnica basada en la evaluación de la elasticidad o rigidez hepática llamada Fibroscan.
Esta técnica permite medir la dureza y cuantificar la fibrosis hepática de manera sencilla y totalmente indolora mediante ultrasonidos, el resultado se obtiene de forma inmediata y se puede repetir periódicamente de forma segura.
El Fibroscan funciona similar a un aparato de ecografía, dispone de una sonda emisora-receptora que emite dos tipos de ondas:
– Una onda pulsátil vibratoria que penetra en el tejido hepático.
– Una onda de ultrasonidos que capta la velocidad a la que se propaga la primera onda.
– La máquina procesa la información y genera en una pantalla de video una imagen correspondiente a la onda elástica con un valor de rigidez hepática medido en kilopascales (kPa).
Si la onda vibratoria viaja lentamente quiere decir que el tejido del hígado es elástico, si la onda viaja rápido quiere decir que el hígado es poco elástico o existe fibrosis por lo que el valor final es alto.
Fibroscan se realiza en pacientes con hepatitis C, hepatitis B, trasplantados de hígado y a pacientes con diferentes enfermedades del hígado.
La prueba del Fibroscan se realiza de forma ambulatoria, en la consulta externa. El paciente debe estar en ayunas de cuatro horas, acostado en una camilla y con el brazo derecho colocado detrás de la cabeza para separar los espacios entre las costillas. Se le pide al paciente que esté relajado y en silencio durante la realización de la prueba que dura 5-10 minutos. Las mediciones se realizan en el lado derecho del hígado; se apoya la sonda sobre la piel entre las costillas y se realizan 10 mediciones válidas en el mismo punto sin que esto produzca molestias.