Por años la fibrosis se ha medido mediante la biopsia hepática, que resulta molesta para el paciente, pero el FibroScan facilita una exploración no invasiva consiguiendo un diagnóstico rápido evitando las biopsias hepáticas.
Con la técnica del FibroScan se puede cuantificar la elasticidad del hígado, reflejando el grado de rigidez o fibrosis hepática.
Este método es no invasivo, indoloro y proporciona información útil al médico para tomar decisiones con respecto al tratamiento, seguimiento o pronóstico de una enfermedad hepática determinada.
El FibroScan no presenta complicaciones por eso tiene un volumen de tejido 100 veces superior al de la biopsia hepática, pudiendo repetirse para dar un seguimiento de las enfermedades hepáticas.
El FibroScan cuantifica el porcentaje de infiltración grasa del hígado, permitiendo esto valorar la evolución de la rigidez del hígado.
Si el virus de la Hepatitis C avanza hasta la cirrosis hepática, causa complicaciones mortales, como una hemorragia por varices esofágicas o un cáncer de hígado y con el FibroScan podemos dar un seguimiento con menos complicaciones y con mejores resultados.
Esta técnica se realiza a pacientes con hepatitis C, hepatitis B, trasplantados de hígado y a otros pacientes con diferentes enfermedades del hígado.