La colecistectomía se trata de una cirugía sencilla que suele realizarse por laparoscopia (99 % de casos), con incisiones pequeñas, y con pocas consecuencias para el paciente.
Este procedimiento se realiza con anestesia general, la cirugía habitualmente dura menos de una hora, y tras ella el paciente se levanta y come la misma tarde de la intervención, y se va de alta al día siguiente.
La colecistectomía es una intervención quirúrgica para extirpar la vesícula biliar, este órgano tiene la forma de pera y se encuentra debajo del hígado, en la parte superior derecha del abdomen. La vesícula biliar recoge y almacena la bilis, un jugo digestivo producido en el hígado.
La colecistectomía se realiza para extraer una vesícula biliar enferma: vesícula que está infectada o inflamada, que está bloqueada por estar llena de cálculos biliares, o que tiene cáncer. Se puede realizar la operación de manera laparoscópica o abierta. Los riesgos de la cirugía incluyen daño al conducto biliar, infección, hemorragia, y cálculo retenido en el conducto biliar.
La mayor parte de las personas no padecen problemas digestivos después de una colecistectomía. La vesícula no es fundamental para una digestión saludable. A veces, algunas personas pueden tener heces blandas después del procedimiento, lo que generalmente se resuelve con el tiempo.
El médico puede recomendar una colecistectomía si tienes lo siguiente:
Las personas que se someten a una colecistectomía laparoscópica pueden caminar, y realizar una vida normal desde el primer día, sin realizar esfuerzos, para reincorporándose a su actividad habitual en unos 15 días-1 mes.