Se puede haber tenido un infarto sin ser consciente de ello?

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Se puede haber tenido un infarto sin ser consciente de ello?

Los síntomas de infarto son por todos conocidos: un dolor y opresión fuerte en el pecho, que puede irradiarse al brazo izquierdo y a la espalda, malestar general, sudoración, sensación de gravedad… Además, el paciente tiene la sensación de muerte inminente». Sin embargo, en algunas ocasiones, poco frecuentes, las señales del infarto pueden pasar desapercibidas. Es el médico quien se da cuenta en una revisión que esa persona ha tenido este problema de corazón.

Señales sutiles de infarto

Estos casos, que son pocos, pueden darse en gente mayor o en algunas personas con enfermedades crónicas como la diabetes. En estas últimas, por ejemplo, la acumulación de azúcar puede dañar el sistema nervioso y eso puede hacer que sientan de diferente manera el dolor. Sin embargo, no es lo habitual. También puede ocurrir que se experimenten síntomas, a veces digestivos, que no se relacionan con un infarto. Asimismo, puede ser episodios leves de opresión en el pecho, que van y que vienen y que, finalmente, cuando se acude al especialista, este confirma que ha sido un ataque al corazón.

¿Y cómo sabe el médico que el paciente ha tenido un infarto?

Hay diferentes pruebas que lo indican. Por ejemplo, un electrocardiograma. Si el individuo refiere un evento de malestar que al médico le hace sospechar, puede pedir un análisis de sangre. Si en estos los niveles de troponina están elevados, puede indicar que o bien se está teniendo en ese momento o que se ha sufrido recientemente. Por otro lado, el ecocardiograma también puede dar la imagen de un corazón infartado. Incluso otras pruebas de imagen como una resonancia. Se puede observar una cicatriz o parte del tejido necrosado.

Haber sufrido un infarto predispone a padecer otro

En el caso de haber sufrido este problema de corazón y que este haya pasado desapercibido, la predisposición a padecer otro episodio es mayor. Pero si el paciente no ha sido consciente de que lo ha tenido y no se trata los problemas que haya podido ocasionarlo, como el colesterol elevado, la arterioesclerosis, la obesidad, hipertensión o el consumo de tabaco y alcohol y la mala dieta, las posibilidades de tener otro aumentan.

Por eso es importante la prevención: dieta saludable, evitar los factores de riesgo y, sobre todo, hacer ejercicio regular. De ahí la importancia de hacer alguna actividad física cada día. «De todas las maneras de prevención que hay del infarto, hay una que destaca sobre otras: el ejercicio físico. No tiene que ser intenso. Puede ser de moderado, de cuatro a cinco veces por semana. Por ejemplo, caminar. A las personas mayores les recomendamos que caminen y si puede ser por la mañana y por la tarde.

Esta medida no solo previene el infarto, sino que es buena para la salud en general. Mejora la condición física, previene la obesidad, algunos tipos de cáncer, mejora el estado de ánimo… Es el mejor tratamiento.