Cualquier persona puede tener un hijo con una cardiopatía congénita. Sin embargo, es cierto que hay situaciones que entrañan mayor riesgo:
Si cualquiera de los padres tiene una cardiopatía congénita.
Si cualquiera de los padres tiene una enfermedad genética como el síndrome de Down o de Turner.
Si durante el embarazo ocurren complicaciones como infecciones por rubeola, o bien la madre consume sustancias tóxicas como alcohol o ciertas drogas.
La mayoría de las madres de los bebés que nacen con una cardiopatía congénita tienen una visión crítica de su propia conducta durante el embarazo en busca de la causa de la enfermedad de su hijo. Es importante recordar que la mayoría de los casos de cardiopatías congénitas no tienen una causa conocida. Sin embargo, se sabe que algunos tipos de defectos cardíacos congénitos ocurren con más frecuencia cuando la madre entra en contacto con ciertas sustancias durante las primeras semanas del embarazo, mientras que el corazón del bebé se está desarrollando.
Las mujeres que tienen trastornos convulsivos y necesitan tomar medicamentos anticonvulsivos pueden tener un riesgo mayor de tener un hijo con una cardiopatía congénita, al igual que las mujeres que toman litio para tratar la depresión.
En la población general, aproximadamente el 1 % de todos los niños nacen con una cardiopatía congénita. Sin embargo, el riesgo aumenta cuando uno de los padres tiene o un hermano nació con una cardiopatía congénita.