La atención en las primeras 12 horas de un episodio de infarto es vital para el paciente y para evitar insuficiencia cardiaca.
Sería una mentira decir que todos hacen insuficiencia cardiaca, lo que sí sabemos es que la gran mayoría de la población no llega en las primeras 12 horas.
La distancia que hay para llegar a los servicios de salud, entre los múltiples factores que hacen que los pacientes no lleguen a tiempo para recibir la atención especializada
La insuficiencia cardiaca se presenta como una secuela de los infartos que evita que el músculo del corazón bombee sangre, lo que debilita al órgano e incapacita al paciente para su vida laboral y cotidiana.
El paciente de infarto agudo es atendido en las primeras horas entonces es posible aplicar los tratamientos más modernos que eviten el daño al músculo del corazón, también conocido como miocardio.
Si no llegó en ese lapso, no se atendió como debe ser y obviamente el infarto ya se estableció, no se salvó el miocardio y este paciente va a ser un candidato a que tenga una insuficiencia cardiaca antes que el que fue atendido a tiempo.
Esta afección es una consecuencia de la cardiopatía isquémica o el taponamiento de las arterias, originada por factores como la obesidad, hipertensión o la hipercolesterolemia.
La insuficiencia cardiaca será la principal causa de discapacidad en personas en edad productiva y mayores de 65 para el año 2025, aunque en los últimos años esta tendencia comienza a ser visible.
La enfermedad representa un alto costo para los sistemas de salud y para la familia del paciente, ya que además de que éste deja de ser productivo, obliga a que un pariente lo cuide de manera permanente pues ya no puede moverse por sí mismo.
Aquellos pacientes que sobrevivieron a un infarto van a quedar con un corazón débil, un corazón que va a implicar muchos ingresos al hospital, gastos para los sistemas de salud y a las familias.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en el mundo. En 2015 murieron por esta causa 17,7 millones de personas, lo cual representa un 31% de todas las muertes registradas en el mundo.
DE EFE