Cualquier infección y la causada por el coronavirus podría producir una sobrecarga en el corazón. Por eso, si un paciente presenta insuficiencia cardiaca, el corazón empeorará su funcionamiento. Pudiendo producir una congestión o acúmulo de líquido en los pulmones, complicando la respiración y esto aumentaría las probabilidades de complicaciones.
También el COVID-19 puede producir un daño directo infeccioso e inflamatorio sobre el músculo cardíaco, como miocarditis, que puede empeorar la función de la bomba del corazón y empeorar el pronóstico del paciente.
El riesgo de contraer la enfermedad en pacientes cardiovasculares depende de estar expuesto a un sujeto infectado. Las personas con enfermedades cardíacas pueden tener peor pronóstico.
Las personas mayores son más vulnerables al COVID-19, debido a su edad lo que, junto a la existencia de una enfermedad cardiaca, hace que tengan más riesgo de desarrollar complicaciones a nivel pulmonar.
Hay que seguir estrictamente las recomendaciones del Ministerio de Salud:
Lavarse las manos con frecuencia y evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca.
Al toser o estornudar, cubrirse la boca y la nariz con el codo flexionado o con un pañuelo desechable.
Evitar las salidas del domicilio y limitar la actividad social.
Ante cualquier síntoma (fiebre, tos y dificultad para respirar), acudir a un servicios de salud.