La dieta mediterránea previene las enfermedades cardiovasculares. Para ello debes consumir verduras, frutas, granos integrales, lácteos, alimentos ricos en proteínas y aceites, dentro de un nivel de calorías adecuado y formulados con cantidades limitadas de grasas saturadas, azúcares añadidos, y sodio.
Hace más de 40 años se demostró que los hábitos de vida saludables (alimentación, actividad física y el no consumo de productos tóxicos) son los que influyen de manera más directa y determinante en la salud de la población; por delante incuso de la herencia genética, la contaminación ambiental y la asistencia sanitaria.
El consumo de tabaco, así como la actividad física escasa, incrementa el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular, pero, ¿qué papel juega nuestra alimentación en todo eso?, ¿es un factor clave para la predisposición o para la prevención de este tipo de enfermedades?
La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) quiere aclarar estos aspectos haciendo hincapié en la importancia que tiene la nutrición a la hora de prevenir o proteger nuestra salud de posibles dolencias cardiacas.
Las causas que favorecen la aparición de la Insuficiencia Cardíaca (IC) son varias, destacando el padecimiento de cardiopatía isquémica (CI), hipertensión arterial (HTA) o diabetes.
Por ello, los factores de riesgo que se asocian a la IC son los causantes de producir estas enfermedades: fumar e hipercolesterolemia en el caso de la CI; malos hábitos alimenticios o estrés en HTA; y el sedentarismo y consumo excesivo de azúcares por la diabetes. “La prevención de la insuficiencia cardiaca, por tanto, se puede abordar actuando sobre estos factores de riesgo, además de identificar y tratar adecuadamente las patologías que provocan”, afirma el doctor Luis Manzano, coordinador del Grupo de Insuficiencia Cardiaca (IC) y Fibrilación Auricular (FA) de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI).
Recomendaciones en alimentación para prevenir posibles dolencias cardíacas:
Las dietas con menos carne se asocian con menor riesgo de enfermedad cardíaca y accidente cerebrovascular. También se recomienda consumir menos de un 10% de calorías procedentes de azúcares añadidos y un máximo de un 10% procedente de las grasas saturadas.
Y es que nuestro cuerpo está diseñado para moverse y nuestro organismo ha reaccionado frente al creciente sedentarismo y falta de actividad física con una mayor prevalencia de enfermedades cardiovasculares, de las cuales la obesidad es un referente. Para evitar esta situación, se hace imprescindible equilibrar el balance energético e intentar no ingerir más energía de la que vamos a gastar en nuestro día a día.
Es recomendable tener una vida activa, practicando con regularidad algún deporte o actividad física acorde con la capacidad de cada persona. Una actividad recomendable es caminar a buen ritmo durante 30 minutos diarios”. Se trata de “una práctica muy accesible que no requiere de una gran inversión en tiempo y que permite grandes beneficios en el ámbito de la prevención”.
De Yahoo