En consultas de Cirugía Cardiovascular o de Cardiología, los pacientes siempre quieren saber qué tipo de válvulas artificial cardiaca le resultaría mejor, pero lo cierto es que no se puede decir cuál es la mejor, porque hay una adecuada para cada tipo de paciente, de acuerdo a varios factores como edad, historial clínico, anatomía entre otros.
La elección del tipo de válvula se debe elegir con un equilibrio y lo más adecuado es tener en cuenta la edad, el estilo de vida y la historia clínica del paciente. Es cierto que las válvulas biológicas se dañan más rápido en pacientes jóvenes y en embarazadas, no obstante son adecuadas para mujeres que quieren tener hijos, ya que el embarazo aumenta el riesgo de coágulos y es el mayor peligro de las válvulas mecánicas.
Las válvulas biológicas reducen el riesgo de formar coágulos, pero tienen una duración limitada si se comparan con las válvulas mecánicas. Además hay que sustituirla después de un tiempo, dependiendo de la edad del paciente.
Si es un niño hay que reemplazarla en un par de años, sin embargo en persona de edad media se tendrá que cambiar aproximadamente en 10 años y en pacientes de 70 o más años dura más tiempo. Por lo general es que las válvulas de tejidos no necesitan ser sustituidas si se colocan en personas mayores de 70 años.
Las válvulas biológicas pueden durar 10 y 20 años dependiendo la edad y el tipo de pacientes.
Lo mejor de las válvulas mecánicas es su durabilidad, sus materiales son tan resistentes que no presenta desgaste a pesar que transcurra años.
Por lo general, los médicos suelen recomendar válvulas mecánicas a pacientes menores de 60 años y las biológicas a mayores de 65.
Las válvulas biológicas son aquellas de fabricación de tejidos orgánicos, es decir de pericardio de animales (vaca, cerdo, mientras que las válvulas mecánicas se fabrican con materiales inorgánicos (en la actualidad, generalmente, carbón pirolítico).