Tomarse el pulso es una práctica sencilla, pero esencial, que puede ofrecer información importante sobre el estado del corazón y la circulación sanguínea. Aunque suele ser realizada por profesionales de la salud, cualquier persona puede aprender a hacerlo correctamente desde casa.
¿Qué es el pulso?
El pulso es la señal tangible de los latidos del corazón, provocada por el paso de la sangre a través de las arterias. Su frecuencia, ritmo y fuerza pueden alertar sobre problemas como arritmias, fiebre, estrés o incluso un paro cardíaco inminente.
¿Cómo se toma el pulso?
Los lugares más comunes para medirlo son la muñeca (pulso radial) y el cuello (pulso carotídeo). Para tomarlo, sigue estos pasos:
¿Cuál es una frecuencia normal?
En adultos, un pulso en reposo normal está entre 60 y 100 lpm. Los atletas pueden tener frecuencias más bajas sin que esto indique un problema.
¿Cuándo preocuparse?
Una frecuencia persistentemente alta o baja, latidos irregulares o una sensación de debilidad al tomar el pulso son señales de advertencia que deben ser evaluadas por un médico.
Aprender a tomar el pulso es una herramienta útil para monitorear tu salud cardiovascular, especialmente si tienes factores de riesgo como hipertensión, diabetes o antecedentes familiares de enfermedad cardíaca.