El ritmo del corazón es una sinfonía precisa, orquestada por una coreografía perfecta entre diversos sistemas del cuerpo y el cerebro. Sin embargo, en ocasiones, este latido rítmico puede desviarse de su armonía natural, ya sea acelerándose o desacelerándose. Las arritmias, fenómeno que afecta no solo a adultos, sino también a niños, incluso antes de nacer, son la manifestación de este desajuste.
«El ritmo cardíaco está intrínsecamente conectado con otros sensores del organismo y con el cerebro, integrándose en un sistema que responde a las señales emitidas por las demás partes de ese equipo», explica un experto en cardiología.
Cuando se pierde esa conexión, ya sea debido a factores genéticos, estructurales o ambientales, pueden surgir las arritmias. Estas irregularidades pueden manifestarse tanto en corazones con estructuras anómalas como en aquellos que son aparentemente normales.
Es crucial comprender que el corazón alcanza su completa formación en la séptima semana de gestación. Hasta que esto ocurre, el cerebro no inicia su desarrollo, ya que requiere una cantidad específica y un tipo particular de sangre para su crecimiento. Esta estrecha integración subraya la importancia de un desarrollo cardíaco adecuado desde las etapas iniciales de la gestación.