Las opciones que existen para el tratamiento del cáncer de los conductos biliares o colangiocarcinoma son bien limitadas, pero el objetivo fundamental es tratar el proceso tumoral y la obstrucción que este causa.
El tratamiento para el colangiocarcinoma siempre que sea posible es llevarlo a la extirpación quirúrgica, ya que cabe la posibilidad de realizar quimioterapia o radioterapia con el fin de reducir el riesgo de recaída, sin embargo los beneficios de realizar esta serie de pasos no están completamente claros.
Según investigaciones de estudios nuevos sugieren que los trasplantes de hígado combinado con la quimioterapia, pero para la mayoría de los pacientes con tumores inoperables los tratamientos con quimioterapia y radioterapia no han dado buenos resultados.
Se han mostrado buenos resultados del trasplante hepático en grupos muy seleccionados de pacientes. Sin embargo, en la mayoría de los centros se considera que el colangiocarcinoma es una contraindicación para el trasplante hepático por su alta tasa de recurrencia.
La terapia endoscópica o la cirugía despejan las obstrucciones de los conductos biliares y así aliviar la ictericia en aquellos pacientes a los que no se les puede extirpar el tumor.
Para aquellos pacientes no quirúrgicos la radioterapia puede resultar beneficiosa en gran medida.