El flutter ventricular es un tipo de arritmia ventricular, originada en las cámaras inferiores del corazón o ventrículos.
Es una situación de gran urgencia que está considerada una transición entre la taquicardia ventricular y la fibrilación ventricular, si no se realiza tratamiento desencadena muerte súbita.
Se caracteriza porque el corazón se contrae a una frecuencia muy rápida, superior a 200 latidos por minuto. En el electrocardiograma da lugar a un registro característico en “dientes de sierra”.
En condiciones normales el corazón se contrae de forma rítmica y sincrónica. Esta contracción es el resultado de un impulso eléctrico que se genera en la aurícula, llega al ventrículo y se traduce en un latido cardíaco. En una arritmia se produce una alteración de este mecanismo que conduce a que el corazón no se contraiga de manera regular generando un trastorno del ritmo cardíaco. La frecuencia cardíaca normal se sitúa entre los 50-100 latidos por minuto. Cuando es superior a 100 latidos por minuto se habla de taquiarritmia.
En el flutter el impulso eléctrico en lugar de continuar su trayecto habitual desde la aurícula al ventrículo sigue un circuito alrededor de una de las válvulas cardíacas (válvula tricúspide) provocando un ritmo irregular y rápido que hace que el ventrículo no se contraiga de forma eficaz.
Las complicaciones incluyen el fallo en la función de bomba del corazón que impide que la sangre se distribuya adecuadamente por todo el organismo y la aparición de tromboembolismo. Al no existir una contracción auriculo-ventricular coordinada la sangre se puede remansar en la aurícula y al quedar estancada dar lugar a trombos que pueden provocar embolias cuando salen al torrente sanguíneo impulsados por el corazón.
El tratamiento recomendado es la desfibrilación, que consiste en dar un choque eléctrico de corriente continua que despolariza simultáneamente todo el corazón.