La biopsia hepática ha sido durante años el método de referencia para cuantificar la fibrosis hepática, pero el FibroScan permite evitar la biopsia hepática ya que cuantifica la rigidez del hígado, mediante una exploración no invasiva.
El avance más importante se ha producido con el desarrollo y aplicación práctica del FibroScan, es una técnica no invasiva, no supone ninguna molestia para el paciente, no requiere ingreso hospitalario y proporciona un resultado inmediato. El volumen explorado es, al menos, cien veces mayor que el de una biopsia hepática.
El FibroScan ayuda a eludir la biopsia hepática en el 90% de los casos de pacientes que tengan cirrosis, y un 70% en personas que tengan un grado significativo de fibrosis cuando se realiza junto a otros métodos que no son invasivos.
El procedimiento que se utilizaba para cuantificar la fibrosis hepática era únicamente “la biopsia hepática”, pero ahora disponemos de otras opciones no invasivas como el FibroScan, el cual es capaz de determinar el grado de fibrosis hepática y el estado de rigidez del hígado.
El FibroScan tiene una gran importancia ya que permite hacer el diagnóstico de qué tan grave es el daño o si es crónico debido a la fibrosis, y además ayuda a determinar la efectividad del tratamiento administrado para disminuirla o erradicarla.
Las personas con cirrosis hepática en etapa temprana por lo general no tienen síntomas. Normalmente, la cirrosis se detecta por primera vez a través de un análisis de sangre o control de rutina.
Esta prueba se realiza a pacientes que sufren de hepatitis B o C, personas que recibieron trasplante de hígado, o que estén pasando por alguna enfermedad hepática, ya sea crónica o no.