La endocarditis es una enfermedad que se produce como resultado de la inflamación del endocardio; es decir, un proceso inflamatorio localizado en el revestimiento interno de las cámaras y válvulas cardíacas, que puede poner en peligro la vida.
La endocarditis, por lo normal, se debe a una infección. Las bacterias, los hongos u otros gérmenes de cualquier otra parte del cuerpo, como la boca, se propagan a través del torrente sanguíneo y se adhieren a las zonas dañadas del corazón, y si no se trata rápidamente, puede dañar o destruir las válvulas cardíacas.
La endocarditis se caracteriza por la colonización o invasión de las válvulas del corazón con formación de vegetaciones compuestas por plaquetas, fibrina, microcolonias de microorganismos y, ocasionalmente, células inflamatorias.
En la actualidad, el riesgo mayor lo comparten los ancianos, los que consumen drogas intravenosas y quienes hayan tenido una sustitución valvular. Los adultos intervenidos de algunos tipos de cardiopatías congénitas en la infancia o adolescencia tienen mayor probabilidad de endocarditis. No es frecuente en niños, en quienes aparece principalmente asociada al uso de catéteres de larga duración, especialmente en recién nacidos prematuros y niños con cáncer.
La endocarditis puede desarrollarse de manera lenta o repentina, según los gérmenes que causen la infección y la existencia de algún problema cardíaco.
Los signos y síntomas de la endocarditis pueden variar de una persona a otra.
Los signos y síntomas comunes de la endocarditis:
Dolor en las articulaciones y los músculos
Dolor en el pecho al respirar
Fatiga
Síntomas similares a los de la gripe, fiebre y escalofríos
Sudoraciones nocturnas
Falta de aire
Hinchazón en los pies, las piernas o el abdomen
Un soplo cardíaco
El tratamiento para la endocarditis puede incluir medicamentos y, a veces, cirugía.