Para realizar un Fibroscan debe acudir a la consulta en ayunas por lo menos 4 horas. El paciente se tumba en una camilla con el brazo derecho levantado y colocado detrás de la nuca y la pierna derecha sobre la izquierda. Se le pide que respire suavemente y que no hable durante la realización del examen.
Las mediciones del Fibroscan se realizan con un transductor o sonda, a la cual se le pone un gel en la superficie, que se coloca por vía intercostal sobre el lóbulo hepático derecho.
El paciente sólo sentirá una ligerísima sensación de “pequeño golpe” en el lugar en donde se aplica la sonda. Esta sensación se produce como consecuencia del momento de la impactación de la onda mecánica sobre la superficie cutánea.
Si se obtienen registros no válidos, podemos optar por cambiar de espacio intercostal hasta conseguir un espacio desde donde podamos realizar registros en buenas condiciones o incluso marcar el espacio de forma ecodirigida previamente.
El desarrollo de la prueba del Fibroscan es indoloro y rápido. El procedimiento es muy fácil, siguiendo las instrucciones del médico especialista. El resultado es inmediato, calculando la máquina la mediana de las diez veces y saldrá de la consulta con el resultado en sus manos. La duración del estudio es de 10-15 minutos.