Ante el COVID-19, las personas con enfermedad cardiovascular corren mayor riesgo de complicaciones más graves y la función cardíaca puede disminuir pero a veces, es consecuencia de la respuesta inflamatoria sistémica a la infección y, ocasionalmente, en algunos se debe a una infección viral directa en el corazón.
Al principio de la pandemia, había evidencia de que el coronavirus puede causar insuficiencia cardíaca o daño cardíaco en personas generalmente sanas, lo cual fue alarmante para la comunidad de cardiología, lo que ha generado un debate sobre si esto se debe a una infección directa del corazón o a una respuesta inflamatoria sistémica que ocurre debido a la infección pulmonar.
Hay dos problemas cardíacos relacionados con el COVID-19: la insuficiencia cardíaca que es cuando el músculo cardíaco no bombea la sangre como debería, y los ritmos cardíacos anómalos o arritmias que pueden deberse a la infección o a los medicamentos empleados para tratar el virus.
La investigación de las manifestaciones cardíacas del Covid sigue siendo un desafío, porque faltan análisis rigurosos del tejido cardíaco obtenido de los pacientes afectados. Además, existen pocos modelos animales para estudiar las complicaciones cardiovasculares observadas en humanos infectados con el COVID-19.
Según el Instituto Cardiovascular en una revisión de todos los casos reportados en la literatura sobre miocarditis asociada al COVID-19, hallaron que los pacientes son jóvenes, con un promedio de 49 años, todos presentaron deterioro de la función del corazón, siendo severo en el 60%. Y la mortalidad fue del 15% aproximadamente» señalaron.
Varios estudios han informado lesiones cardíacas entre pacientes hospitalizados con COVID-19. De un estudio de pacientes de un hospital de la Universidad de Wuhan, aproximadamente el 20% tenían lesión cardiaca, y en estos pacientes la mortalidad fue significativamente superior (51,2% frente a 4,5%).