Cómo tomar el pulso: Habilidad simple que puede salvar vidas

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Tomarse el pulso es una práctica sencilla, pero esencial, que puede ofrecer información importante sobre el estado del corazón y la circulación sanguínea. Aunque suele ser realizada por profesionales de la salud, cualquier persona puede aprender a hacerlo correctamente desde casa.

¿Qué es el pulso?

El pulso es la señal tangible de los latidos del corazón, provocada por el paso de la sangre a través de las arterias. Su frecuencia, ritmo y fuerza pueden alertar sobre problemas como arritmias, fiebre, estrés o incluso un paro cardíaco inminente.

¿Cómo se toma el pulso?

Los lugares más comunes para medirlo son la muñeca (pulso radial) y el cuello (pulso carotídeo). Para tomarlo, sigue estos pasos:

  1. Ubica la arteria. En la muñeca, coloca los dedos índice y medio en la base del pulgar. En el cuello, deslízalos suavemente a un lado de la tráquea.
  2. Presiona con suavidad. Nunca uses el pulgar, ya que tiene su propio pulso.
  3. Cuenta los latidos. Usa un reloj para contar los latidos durante 15 segundos y multiplica por cuatro para obtener los latidos por minuto (lpm).
  4. Observa el ritmo. El pulso debe sentirse constante y regular.

¿Cuál es una frecuencia normal?

En adultos, un pulso en reposo normal está entre 60 y 100 lpm. Los atletas pueden tener frecuencias más bajas sin que esto indique un problema.

¿Cuándo preocuparse?

Una frecuencia persistentemente alta o baja, latidos irregulares o una sensación de debilidad al tomar el pulso son señales de advertencia que deben ser evaluadas por un médico.

Aprender a tomar el pulso es una herramienta útil para monitorear tu salud cardiovascular, especialmente si tienes factores de riesgo como hipertensión, diabetes o antecedentes familiares de enfermedad cardíaca.