En los últimos años, el FibroScan se ha convertido en una herramienta cada vez más utilizada para evaluar la salud del hígado, especialmente en pacientes con enfermedades hepáticas crónicas como la hepatitis C, la hepatitis B o la esteatosis hepática (hígado graso). Pero, ¿qué tan confiable es esta tecnología no invasiva?
El FibroScan, también conocido como elastografía transitoria, es un dispositivo médico que permite medir la rigidez del hígado, lo cual está directamente relacionado con el grado de fibrosis (cicatrización) hepática. A diferencia de la biopsia hepática el método tradicional, el FibroScan no requiere incisiones ni anestesia, lo que lo hace menos riesgoso y más cómodo para los pacientes.
Diversos estudios han demostrado que el FibroScan tiene una alta precisión diagnóstica, especialmente en etapas avanzadas de fibrosis o cirrosis. Su sensibilidad y especificidad pueden superar el 85% en la detección de fibrosis significativa, y más del 90% en casos de cirrosis avanzada.
En estos casos, los resultados pueden ser menos precisos, por lo que los médicos suelen considerar otros parámetros clínicos o repetir el estudio.
La rapidez del procedimiento (dura entre 5 y 10 minutos), su carácter ambulatorio y la ausencia de dolor lo convierten en una herramienta muy valiosa para el monitoreo a largo plazo. Además, permite una evaluación más frecuente y segura del progreso o regresión de la enfermedad.
El FibroScan es, en general, una herramienta confiable, segura y eficaz para la evaluación de la fibrosis hepática, especialmente útil en la práctica clínica diaria. Si bien no reemplaza completamente a la biopsia en todos los casos, representa un gran avance en el diagnóstico no invasivo de enfermedades del hígado.