El consumo de alcohol y el hígado graso son factores críticos en el desarrollo del cáncer de hígado, una enfermedad que resta significativamente años de vida y destaca la urgencia de mejorar los programas de detección.
Los hepatólogos están emitiendo una advertencia sobre la epidemia silenciosa de enfermedades hepáticas, cuya prevalencia está en aumento y está estrechamente relacionada con estilos de vida poco saludable y hábitos alimenticios cada vez más comunes.
Se destaca la preocupación por los patrones de consumo de alcohol en los jóvenes, que combinan un mayor riesgo con una percepción disminuida del peligro asociado. Por ejemplo, el consumo excesivo de alcohol en cortos períodos de tiempo, conocido como «binge drinking», común entre los jóvenes los fines de semana, puede ser más perjudicial para la salud hepática que un consumo moderado a lo largo del tiempo.
El alcohol es la principal causa de cirrosis y la necesidad de trasplante hepático.
Además del alcohol, la hepatitis C sigue siendo un factor de riesgo significativo para el cáncer de hígado. Los expertos instan a redoblar los esfuerzos para eliminarla, lo que implica aumentar el cribado en poblaciones vulnerables y mejorar el acceso al tratamiento.
La tercera causa de cáncer hepático, que está experimentando un crecimiento rápido, es la esteatosis hepática metabólica (EHmet), también conocida como hígado graso, que suele estar asociada con la obesidad y la diabetes tipo 2.
Los registros muestran un aumento en el carcinoma hepatocelular en personas con enfermedad hepática en etapas menos avanzadas, sin cirrosis presente.