Existe una intervención que representa una alternativa al uso de anticoagulantes recetados para tratar la fibrilación auricular: el cierre de la orejuela del corazón. Se trata de una técnica no invasiva que se realiza mediante cateterismo y que permite prescindir permanentemente de estos medicamentos.
Los pacientes con fibrilación auricular, la arritmia más común en personas, pueden experimentar varios problemas, siendo el más preocupante la formación de coágulos sanguíneos en la aurícula del corazón, específicamente en una cavidad llamada orejuela.
El peligro de la formación de trombos
La acumulación de sangre en esta área aumenta el riesgo de formación de trombos, los cuales pueden migrar y causar un accidente cerebrovascular. Por esta razón, es común que las personas con fibrilación auricular estén bajo tratamiento anticoagulante para prevenir la formación de coágulos.
Esta arritmia, caracterizada por un ritmo cardíaco «caótico» en lugar de rítmico y regular, provoca que la sangre se estanque en la cavidad auricular, lo que aumenta la probabilidad de formación de coágulos.
La presencia de fibrilación auricular, incluso de forma transitoria, aumenta en cinco veces el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular.
Si el problema radica en la formación de trombos, se prescribe al paciente un anticoagulante. Sin embargo, también es posible abordar el problema directamente cerrando la orejuela, evitando así la necesidad de tomar anticoagulantes de por vida y reduciendo el riesgo de accidente cerebrovascular.
Procedimiento de cierre de la orejuela
La intervención es mínimamente invasiva, realizada mediante cateterismo. El paciente generalmente recibe sedación o anestesia no por el dolor, sino porque a menudo se realiza una ecocardiografía transesofágica para permitir una visualización precisa del interior del corazón por parte de los médicos.
Durante el cateterismo, se accede a la aurícula izquierda a través de la aurícula derecha, después de una punción en la vena femoral en la ingle. Una vez en la aurícula izquierda, se toman medidas de la orejuela, ya que su estructura es única en cada individuo. Basándose en estas medidas, se selecciona el dispositivo adecuado para cerrar la orejuela.
Existen dispositivos de diferentes tamaños que se introducen a través del catéter y actúan como tapones para cerrar la orejuela. Estos dispositivos se expanden al alcanzar la temperatura corporal, sellando completamente la orejuela.
La ecocardiografía transesofágica no solo sirve para guiar la colocación precisa del dispositivo, sino también para verificar si se ha sellado correctamente la orejuela y si no hay ningún déficit en el flujo sanguíneo.
Una vez realizado el cierre de la orejuela, el dispositivo no requiere ser reemplazado, ya que después de cinco o seis meses se forma un recubrimiento endotelial que dificulta su visualización mediante imágenes.
Los pacientes pueden dejar de tomar anticoagulantes inmediatamente después de la intervención. La duración típica de la intervención es de aproximadamente una hora, y los pacientes suelen recibir el alta al día siguiente y pueden regresar a casa.
Candidatos para la intervención
Esta intervención está indicada principalmente para personas con fibrilación auricular que no pueden o no deben tomar anticoagulantes debido a sangrados relacionados con el tratamiento o a un alto riesgo de sangrado debido a factores clínicos como la edad (especialmente mayores de 65 años), hipertensión, enfermedad renal o hepática, entre otros.