La enfermedad de Crohn, una forma de enfermedad intestinal inflamatoria, no tiene cura. Pero hay muchos tratamientos, específicos según el tipo, y es posible mantener los síntomas bajo control.
Un gastroenterólogo ofrece algunos consejos para las personas recién diagnosticadas con la afección.
«Es importante obtener un diagnóstico adecuado y acudir a un proveedor con experiencia en enfermedad intestinal inflamatoria (EII), preferiblemente en un centro que se especializa en atender estas afecciones», planteó el Dr. Matthew Coates, que trata enfermedades del sistema digestivo en el Centro Médico Milton S. Hershey de la Universidad Estatal de Pensilvania (Penn State).
La enfermedad de Crohn y la colitis ulcerativa son dos tipos de EII, unas enfermedades que implican una inflamación crónica del tracto gastrointestinal.
El Crohn es provocado por un sistema inmunitario hiperactivo. Los casos están en aumento, pero no está claro si esto se debe a que los médicos lo diagnostican mejor, o si el ambiente y la dieta tienen un rol.
«Hay un componente genético, pero la genética sola no significa que alguien desarrollará una EII», aclaró Coates en un comunicado de prensa del sistema de salud Penn State Health. «Conlleva un cierto tipo de predisposición genética en combinación con una exposición ambiental, por ejemplo una infección o un cambio en el microbioma, es decir, los hongos, bacterias y virus que viven en el tracto gastrointestinal».
En general, el Crohn comienza en las personas más jóvenes. Entre los síntomas tempranos se pueden encontrar el dolor abdominal, la diarrea, la pérdida de peso y la fatiga. Los pacientes pueden experimentar deficiencias nutricionales. Podrían sentirse ansiosos o deprimidos.
La inflamación continua puede conducir a un estrechamiento del intestino, lo que dificulta el paso de la comida. Las personas con Crohn también podrían tener abscesos y fístulas, que son conexiones anómalas entre las áreas enfermas y otras partes del cuerpo, explicó Coates.
Otros síntomas pueden incluir erupciones cutáneas y problemas con los ojos o las articulaciones.
«Gran parte de nuestra estrategia se enfoca en mantener la enfermedad bajo control, y en gestionar la actividad de la enfermedad y las complicaciones que se sabe que provoca», comentó Coates.
Los síntomas imitan a muchas otras afecciones, de forma que precisar que se trata de la enfermedad de Crohn puede resultar difícil.
«En general, el diagnóstico se basa en una combinación de síntomas, hallazgos clínicos durante el examen y los resultados de las pruebas de heces, las pruebas de sangre y las imágenes», dijo Coates.
Típicamente, los tratamientos implican calmar al sistema inmunitario. Pueden incluir unas pastillas conocidas como inmunomoduladores, e infusiones o inyecciones llamadas medicamentos biológicos.
«Existe una amplia variedad de tratamientos, y por eso es muy importante asegurarse de que su médico diagnostique y caracterice con cuidado cuál tipo de enfermedad de Crohn se tiene, lo que incluye su ubicación, gravedad y los tipos de complicaciones», aclaró Coates.
Entre los tratamientos más recientes se encuentran unas pequeñas moléculas que se dirigen a unos aspectos particulares del sistema inmunitario. La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE. UU. los aprobó para la colitis ulcerativa. Se están estudiando en la enfermedad de Crohn.
«Se trata de un área importantísima de investigación activa, y hay una gran cantidad de medicamentos en proceso que es probable que se aprueben en los próximos años», aseguró Coates.
La dieta también podría ayudar a aliviar los síntomas.
Las evidencias sugieren que algo conocido como la dieta FODMAP puede hacer que los pacientes con EII en remisión sean menos sintomáticos, dijo Coates. FODMAP es el acrónimo de unos azúcares fermentables que se encuentran en muchos tipos de frutas y edulcorantes artificiales. El intestino delgado los absorbe mal.
Los estudios no han probado que una dieta sea superior a otra. A algunas personas les va bien al comer alimentos enteros o no procesados.
Coates dijo que los pacientes deben sentirse animados por la oportunidad de vivir unas vidas normales y sanas tras recibir la terapia adecuada.
«Tenemos fármacos que funcionan de una variedad de formas distintas, y hay más terapias disponibles hoy en día que nunca antes», añadió. «Dan a más personas la posibilidad de tener control de su proceso de enfermedad».