¿Qué debemos saber sobre colesterol y riesgo vascular?

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¿Qué debemos saber sobre colesterol y riesgo vascular?

Dolor en el pecho, dificultad respiratoria, fatiga o sensación de indigestión: los signos de alarma que no debes ignorar

El colesterol es una sustancia similar a la grasa e indispensable para la vida. Se encuentra en las membranas celulares de nuestros organismos, desde el sistema nervioso al hígado y al corazón. El cuerpo necesita colesterol para fabricar hormonas, ácidos biliares, vitamina D, y otras sustancias. Sin embargo, el aumento del colesterol en la sangre y su depósito en las arterias puede ser peligroso y producir ateroesclerosis (estrechamiento o endurecimiento de las arterias por depósito de colesterol en sus paredes).

El aumento en las cifras de colesterol en sangre y su depósito en las arterias origina la enfermedad ateroesclerótica cardiovascular que es la principal causa de mortalidad. La enfermedad ateroesclerótica incluye la enfermedad coronaria (angina e infarto de miocardio), cerebrovascular (infarto cerebral o ictus) y la enfermedad arterial periférica (claudicación o dolor en las piernas). El colesterol elevado es uno de los principales factores de riesgo cardiovascular, junto con el tabaco, la hipertensión arterial y la diabetes mellitus.

Adquirir hábitos de vida saludables que incluyan ejercicio físico regular, dieta mediterránea con ingesta calórica adecuada y evitar el tabaco. Esta es la receta para prevenir las enfermedades cardiovasculares, que avanzan de manera silenciosa, sin dar apenas señales de alarma.

Las diferencias entre lo que conocemos como colesterol “bueno” y colesterol “malo”, destacando que en los últimos años se ha realizado un esfuerzo importante en investigar fármacos que eleven los niveles de colesterol unido a las lipoproteínas HDL (colesterol bueno).

De hecho, se han descubierto algunos que consiguen elevaciones importantes, aunque desgraciadamente no se ha observado ningún beneficio. La mejor recomendación para elevar este colesterol es realizar ejercicio de forma regular y abandonar el tabaco. Aunque la elevación que se consigue es modesta, el beneficio global es muy importante.

Suprimir las grasas trans

Especialmente importante actuar sobre los hábitos alimenticios y el sedentarismo.

Suprimir la dieta las grasas trans (que se encuentran en alimentos como margarinas vegetales, patatas fritas industriales o palomitas), ya que oxidan las partículas de colesterol y aceleran la formación de placas de ateroma.

Sería mejor erradicarlas, pero es muy difícil luchar contra la industria alimentaria. Lo recomendable es que no superen el 1% del total de las grasas totales que tomamos.

En América, se obliga a especificar el porcentaje de grasas trans en el etiquetado de los alimentos, mientras que en España incluyen el porcentaje de grasas saturadas, monoinsaturadas y poliinsaturadas, pero no se dice nada de las grasas trans.

Estas grasas se forman a partir de ácidos grasos insaturados que se hidrogenan parcialmente, lo que da lugar a grasas más sólidas, más plásticas y más estables. La mayor parte de las grasas trans se producen durante la elaboración de las margarinas y grasas de repostería, como resultado de la hidrogenación parcial o total de aceites vegetales o de pescado insaturados.

Reducir las grasas saturadas y algunas grasas vegetales, como el aceite de coco y de palma, ésta última utilizada principalmente en bollería industrial y alimentos precocinados para enlentecer la caducidad de los alimentos.

Una forma fácil para reducir la grasa menos saludable en la dieta es comer una mayor proporción de alimentos de origen vegetal, como aceite de oliva, semillas de sésamo, girasol o lino, y frutos secos; y de pescados, que aportan grasas insaturadas.

Cocinar y preparar los alimentos con poca grasa y alternar métodos de cocinado priorizando el hervido, plancha, vapor, grill, horneado o papillote de los alimentos frente al frito o asado es otro consejo.

Leer el etiquetado nutricional de los alimentos es importantísimo para poder elegir los alimentos que contengan menos grasas, menor contenido de ácidos grasos saturados y los que no contengan grasas parcialmente hidrogenadas o grasas trans.

Medicación, siempre que esté indicada

En cuanto al colesterol unido a las lipoproteínas LDL (colesterol malo) -que aumenta el riesgo de desarrollar arterioesclerosis y, por tanto, de sufrir enfermedades cardiovasculares-, el que hacer ejercicio regular, dejar de fumar y adquirir unos hábitos dietéticos saludables sirve en todas las situaciones y va a producir beneficio, aunque las cifras de colesterol “malo” sean normales.

No obstante, y siempre que esté indicado, disponemos desde hace años de medicamentos que van a contribuir a descender este tipo de colesterol y que han supuesto una mejora de las expectativas de vida en los pacientes con alto riesgo de padecer estas enfermedades y, sobre todo, en aquellos que ya han sufrido alguna de ellas.

Causas que no se pueden cambiar

Son varias las causas que pueden elevar los niveles de colesterol. Algunas de ellas no se pueden modificar, pero la mayoría sí pueden cambiarse.

Herencia. La cantidad de colesterol LDL que fabrica el cuerpo y la rapidez con que se elimina viene determinada en parte por los genes. El colesterol elevado puede afectar a familias enteras. Sin embargo, existen medidas para bajarlo.

Edad y sexo. El colesterol empieza a elevarse hacia los 20 años y continúa subiendo hasta los 60 o 65 años. El colesterol en los hombres tiende a ser más alto antes de los 50 años que el de las mujeres con esa misma edad. Pero después de los 50 ocurre lo contrario. Los niveles de colesterol LDL en las mujeres tienden a subir con la menopausia. Una mujer tiene un 50 por ciento de probabilidad de morir de su primer ataque cardíaco comparado con el 30 por ciento de los hombres.

Causas que puedes cambiar

Dieta. Tres nutrientes de la dieta pueden elevar los niveles de colesterol LDL:

– Grasa saturada, un tipo de grasa que se encuentra en los alimentos de origen animal y en algunos aceites vegetales como el de palma, palmiste y coco.

– Ácidos grasos “trans”, se encuentran principalmente en alimentos elaborados con aceites y grasas hidrogenadas como bollería industrial, snacks, galletas, palomitas de microondas, helados y patatas fritas de sobre.

– Colesterol, que procede solamente de productos de origen animal.

Sobrepeso. El exceso de peso tiende a aumentar su colesterol LDL. También aumenta los triglicéridos y baja el colesterol HDL. Perdiendo algunos kilos cuando hay sobrepeso ayudamos a bajar el colesterol LDL y los triglicéridos, y al mismo tiempo subimos el colesterol HDL.